Neiker trabaja de manera activa en la investigación y mejora de los forrajes en el entorno local. “Colaboramos estrechamente con el sector agroganadero con el objetivo de avanzar hacia un modelo más autosuficiente, que permita reducir costes, mejorar el bienestar animal y reforzar la sostenibilidad del sector”, señala el instituto de investigación.
En este contexto, disponer de forrajes de calidad producidos en el entorno cercano resulta esencial, ya que no solo reduce la necesidad de adquirir alimentos externos, sino que también mejora la eficiencia de las explotaciones, fortalece la economía local y contribuye a la sostenibilidad del sector al reducir la huella de carbono. Asimismo, garantiza una alimentación adecuada para el ganado, lo que repercute directamente en su bienestar y en la rentabilidad de las explotaciones.
“Un buen forraje debe aportar energía, proteína y fibra en cantidades adecuadas. Además, tiene que estar limpio y bien conservado para mantener su valor nutritivo”, subraya Idoia Goiri, investigadora del Departamento de Producción Animal en Neiker.
Para ello, es necesario seguir prácticas adecuadas en todo el proceso de producción, desde el cultivo hasta la conservación. Esto implica contar con suelos sanos y fértiles, seleccionar las especies vegetales y variedades que mejor se adapten a las condiciones locales y a las necesidades del ganado, y segar el pasto en el momento óptimo de su crecimiento. No siempre conviene esperar a que el pasto alcance su mayor altura, sino identificar el punto ideal para maximizar su valor nutritivo.
Además, es esencial garantizar una correcta conservación del forraje mediante secado, ensilado o almacenamiento adecuados, y controlar las plagas y enfermedades que puedan afectar su calidad. “Estas prácticas no solo permiten cubrir mejor las necesidades del ganado y reducir la dependencia de otros productos, sino que también favorecen la transición hacia una ganadería más rentable y sostenible”, explica la investigadora.
Para llevar esto a la práctica, Neiker participa en el proyecto Life Green Sheep, una iniciativa europea que busca reducir la huella de carbono de la ganadería ovina. En el marco de este proyecto, no solo se trabaja en la mejora de los forrajes, sino también en la evaluación de su impacto en la producción ganadera y en la reducción de emisiones, contribuyendo a la sostenibilidad del sector, optimizando el uso de recursos y promoviendo prácticas de manejo más eficientes.
En el ámbito más local, participa en el Grupo Operativo Imiñe, cuyo objetivo era crear una red de colaboración entre agricultores y ganaderos de Euskadi para facilitar la producción y el intercambio de forrajes de calidad. Aunque la red aún no se ha formalizado, ya se están dando colaboraciones puntuales que están generando resultados positivos, como la identificación de variedades adecuadas para el cultivo o establecer precios según la calidad del forraje o definir un sistema logístico para su transporte.
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