Ante la volatilidad de los mercados financieros y el auge de la sostenibilidad como prioridad global, los activos agrícolas emergen como una apuesta sólida y atractiva para los inversores. Según el informe 'Iberian Agribusiness Report', elaborado por la consultora internacional CBRE, la inversión en tierras agrícolas y tecnologías agrotech está en auge, impulsada por la necesidad de seguridad alimentaria, diversificación de carteras y retorno estable a largo plazo.
En el mundo de las finanzas, pocas cosas resultan tan atractivas como un activo tangible que, además de ofrecer rentabilidad, contribuye al bienestar global. Es lo que está ocurriendo con el sector agroalimentario. Según el último informe de CBRE, consultora internacional especializada en servicios inmobiliarios e inversiones comerciales, las tierras agrícolas han consolidado su posición como uno de los destinos de inversión más buscados en este 2025.
Dicho informe, titulado 'Iberian Agribusiness Report', recoge un volumen de inversión institucional hasta mayo en la Península Ibérica superior a los 400 millones de euros, la mitad de todo lo transaccionado en 2024. El volumen total de inversión institucional en Iberia entre 2022 y 2024 superó los 4.100 M€, a pesar del freno sufrido el año pasado "por el desajuste en precios y complejidades regulatorias".
Más del 40% de las transacciones en el periodo comprendido entre 2022 y 2024 fueron de menos de 10 M€, seguidas de las de entre 10-50 M€, que supusieron el 41% del total. Las de más de 100 M€ representaron solo un 8%.
Lejos de ser una moda pasajera, el renovado interés por el campo responde a varios factores estructurales: la creciente demanda de alimentos, la escasez de suelo fértil, el cambio climático y la búsqueda de inversiones menos volátiles. A esto se suma el impulso de la tecnología agrícola (agtech), que ha transformado el sector en una industria más eficiente, predecible y atractiva para el capital institucional.
Históricamente, las inversiones en tierra agrícola eran consideradas de nicho. Sin embargo, la evolución de los mercados globales ha llevado a fondos de inversión, aseguradoras, entidades financieras o 'family offices' (gestoras de patrimonio de una o varias familias) a diversificar carteras y buscar ecosistemas emergentes, como puede ser el de las startups tecnológicas. La madurez de muchas de estas enfocadas al ámbito agrícola está atrayendo a grandes fondos que antes solo apostaban por software o biomedicina.
Más allá de las tierras, la sofisticación a lo largo de toda la cadena de valor del sector, una mayor especialización y elevadas rentabilidades en las últimas décadas se han convertido en las claves del mercado de inversión agrícola. A nivel global, desde CBRE observan un aumento progresivo de los fondos interesados en el sector desde el año 2000, cuando se registraban volúmenes poco significativos, hasta los más de 200.000 millones acumulados hasta el año pasado. La región con mayor número de fondos e importe es Norteamérica, seguida de Europa donde el valor medio por fondo es más alto (300 M€ aprox.).
Precios promedio de tierras baldías irrigadas en Iberia (miles €/ha).
En Iberia, el capital institucional representa ya la mitad de la inversión. El informe revela que los fondos especializados en Agribusiness, normalmente basados en EE UU, Canadá y Reino Unido, y con perspectiva a largo plazo, suponen el 25% del capital invertido entre 2022 y 2024. Les siguen los fondos generalistas, que representan el 14% y en el caso de las 'family offices' concentran el 10% de la inversión.
Los productores/comercializadores industriales, tanto ibéricos como extranjeros, suponen el 51% del capital invertido en el sector en estos años. Se caracterizan por completar su oferta con nuevas localizaciones, por ejemplo, en el segmento de fruta fresca, buscando complementar sus ventanas de producción a lo largo de todo el año.
Tras cinco años de subidas generalizadas de los precios del suelo, se observa una tendencia a la estabilización en las regiones con mercados más consolidados. No obstante, determinadas zonas de España, como el norte de Cáceres, Aragón y el secano gaditano, junto con la región portuguesa de Ribatejo, siguen registrando subidas de precios superiores al 10%.
Factores como la pendiente, el clima, la calidad del suelo y, sobre todo, la disponibilidad de agua, influyen en las variaciones de precios. Sin embargo, siguen proporcionando un potencial de revalorización claro a largo plazo, debido a que la oferta de suelo de regadío está limitada y es un activo escaso, necesario y que no deprecia. Desde CBRE esperan que la moderación de los movimientos de precios a corto plazo conlleve a un alineamiento entre compradores y vendedores en 2025.
Aunque gran parte del capital agrícola se concentra aún en Estados Unidos, Canadá, Brasil y Australia, CBRE destaca que Europa, y en particular España, tiene un potencial enorme sin desarrollar. Las condiciones climáticas, la diversidad de cultivos y el bajo coste relativo de la tierra hacen de la Península Ibérica un destino cada vez más estudiado por los fondos.
Los cultivos de alto valor añadido (almendra, pistacho, olivo, viña) están liderando esta transformación, en parte gracias a su adaptabilidad a sistemas de riego más eficientes y a la mecanización. Además, las políticas agrícolas de la UE (PAC) y la creciente demanda de productos ecológicos refuerzan el atractivo del sector.
Fondos y estrategia (en M$): tierras agrícolas, deuda privada, activos forestales, agtech y fondos generalistas.
El agua es un elemento esencial. El 20% de las tierras arables son de regadío en Iberia e Italia frente al apenas 5% que suponen en el resto de Europa. Otros factores como el clima, la calidad de las tierras o el tamaño de las fincas convierten a Iberia e Italia en una oportunidad atractiva y real de inversión en el sector.
El informe detalla que los cereales en grano y el olivar son los cultivos con mayor superficie en la Península Ibérica, con alrededor de 5.900.000 ha y 3.000.000 ha, respectivamente. En el caso de los frutos secos, en el periodo 2013-2023, la superficie cultivada creció en casi 300.000 ha. En el último año, aumentó la superficie dedicada a aceitunas y frutos secos (pistachos en España y almendras en Portugal) en Iberia y se redujo la de viñedo. En España se dedica menos superficie a los cítricos, mientras que en Portugal gana importancia el aguacate.
Respecto a los precios, en la mayoría de los productos han fluctuado considerablemente, sobre todo en los cultivos de todo el año, como el aceite de oliva, con bajadas del 55% en los últimos doce meses, y las almendras, con incrementos del 69%. En el caso de los productos de temporada, el precio medio del aguacate pasó de los 2,59€/kg en la campaña 2023/2024 a los 2,06€/kg en la 2024/2025. Las naranjas vieron caer su precio medio en un 11%. En el extremo opuesto, el tomate subió de media un 25%, seguido de las fresas (+19%) y los arándanos (+18%).
La pandemia, la guerra en Ucrania y la aceleración del cambio climático han puesto en evidencia la fragilidad de las cadenas de suministro alimentarias. Esto ha revalorizado enormemente los activos que generan alimentos, agua o energía renovable.
CBRE destaca que la tierra agrícola no solo es rentable, sino que contribuye de manera directa a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en particular al fin del hambre, la producción responsable y la acción climática. Las inversiones con impacto social y ambiental ya no son una opción decorativa, sino una exigencia por parte de inversores institucionales.
Porcentaje de tierras con riego en Iberia.
En un entorno de tipos de interés inestables y tensiones geopolíticas, el campo ofrece retornos más constantes. Aunque no está exento de riesgos (clima, normativas, enfermedades), su rendimiento histórico ha sido menos volátil que el de muchos otros activos financieros. CBRE lo compara incluso con los bonos del Tesoro en términos de predictibilidad.
Más allá de la producción agrícola en sí, el informe señala tres nuevas fuentes de monetización para los propietarios de tierras:
Estas vías adicionales aumentan el valor potencial de una hectárea de tierra más allá de lo que produce por sí sola.
Una de las preguntas más recurrentes es si este auge de inversión es una burbuja especulativa o una tendencia estructural. CBRE se posiciona con cautela optimista: si bien hay riesgos (exceso de capital sin experiencia operativa, subida de precios, presión social), la base de esta tendencia es sólida. El campo produce lo que el mundo necesita cada día: alimentos, agua, energía.
Además, el crecimiento está cada vez más profesionalizado. A diferencia de épocas pasadas, ahora la gestión de fincas está en manos de expertos, con planes de negocio, tecnologías de precisión y análisis financiero detallado.
Iberia ha alcanzado en 2024 el primer puesto en valor de producción agrícola en Europa, en precios básicos, con cifras récord (por volumen, en M€).
El informe de CBRE deja claro que el sector agroalimentario ha dejado de ser un “activo alternativo” para convertirse en una pieza central de las estrategias de inversión global. Desde grandes fondos institucionales hasta inversores individuales, todos buscan una combinación de rentabilidad, impacto social y resiliencia. Y la encuentran en el campo.
El futuro del agro no es solo rural. Es global, tecnológico y financiero. Las hectáreas ya no se miden solo en kilos de producción, sino en toneladas de carbono capturado, en litros de agua gestionados eficientemente, y en gigabytes de datos por satélite. Es un nuevo paradigma para una nueva economía.
Cabraespaña, noticias diarias sobre el mercado nacional e internacional del caprino, investigación ganadera, alimentación y sistemas de manejo.