La reciente desaparición de la Asociación Nacional de Criadores de Ganado Caprino de Raza Blanca Andaluza o Serrana (Ablanse), tras 17 años de trabajo ininterrumpido, marca un momento crítico para la conservación de las razas autóctonas, según destaca en su página web la propia asociación.
“La falta de respuesta administrativa y la asfixia económica han obligado al cese de su actividad, dejando en el aire la gestión de un valioso patrimonio genético que custodia tanto la memoria rural como la biodiversidad viva de nuestro territorio”, señala Ablanse.
Las asociaciones de ganaderos están oficialmente regidas por la autoridad competente y, según su ámbito geográfico, pueden ser de reconocimiento nacional o autonómico. Estas entidades desempeñan una función clave en la conservación, mejora y promoción de las razas ganaderas, especialmente las autóctonas en peligro de extinción.
“La estructura técnica y normativa está definida, pero para cumplir con estas funciones es imprescindible dotar a las asociaciones de recursos humanos, materiales y financieros suficientes. La realidad, sin embargo, es otra. Muchas asociaciones sobreviven gracias a los recursos propios basados en las cuotas de sus socios, convenios puntuales con diputaciones o centros de investigación, o ayudas públicas que, en muchos casos, no llegan a tiempo o no están adaptadas a las verdaderas necesidades del sector”, señala el texto de Ablanse.
“El esfuerzo constante por justificar su valor, por explicar su impacto en la sostenibilidad del planeta, por mantener vivos los saberes locales y las economías rurales, termina por desgastar a quienes están detrás. A pesar de las reuniones, los informes, las investigaciones y las reivindicaciones, muchas veces las asociaciones no se sienten escuchadas, y los plazos institucionales no responden a la urgencia de sus necesidades”, continúa.
“La desaparición de la Asociación Nacional de Criadores de la Raza Blanca Andaluza o Serrana es una alerta. No solo se pierde una entidad: se pone en riesgo el acceso a datos genealógicos, a programas de mejora, a la estructura que daba soporte técnico y humano a una raza ligada a la sierra. ¿Qué ocurrirá ahora con ese patrimonio genético? ¿Qué impacto tendrá esto en los compromisos adquiridos por los ganaderos dentro de la PEPAC? ¿Quién escucha nuestras voces, y el eco de los cencerros?”, añade.
“Desde el sector hacemos un llamamiento urgente: necesitamos estructuras vivas, fuertes, sostenidas, capaces de seguir cuidando la diversidad que hemos heredado. Porque conservar una raza es conservar una forma de vida, un conocimiento compartido, y un futuro posible para nuestros medios rurales”, concluye.
Cabraespaña, noticias diarias sobre el mercado nacional e internacional del caprino, investigación ganadera, alimentación y sistemas de manejo.